Patrimonio

Cascada de Villaescobedo

En época de lluvias y nieves las cascadas poco a poco vuelven a la vida. Es entre febrero y abril cuando podemos encontrarlas en su plenitud. El resto del año, la mayoría de los saltos de agua burgaleses permanecen secos.

En esta ocasión, visitamos una de las más caudalosas y bellas, pero por el contrario prácticamente desconocida: la cascada de la cueva de Villaescobedo, en el Valle de Valdelucio.

Villaescobedo es una pequeña población situada sobre el páramo de la Pata del Cid, muy cerca del límite con la provincia de Palencia, en la comarca de Valdelucio-Campóo. Se halla solo a 18 kilómetros de Aguilar.

El pueblo, ubicado a gran altitud, goza de un clima extremo azotado por todos los vientos.

También existen muchos túmulos, restos megalíticos enterrados del Neolítico, la mayoría de los cuales permanecen aún sin ser excavados.

La cascada que visitamos se halla no muy lejos del pueblo y su acceso es bastante fácil.

Podemos dejar el coche en cualquiera de sus calles y acercarnos a la cascada caminando, sin embargo, continuamos por una pista, en muy buen estado, que parte por su lado norte y avanzamos por ella algo menos de un kilómetro. Llegamos al cruce con un camino que sale a nuestra izquierda.

Aquí, dejamos el coche y comenzamos a
caminar por él.
El camino se halla en mal estado, es poco frecuentado y en la época en que estamos, de deshielo, tiene bastante barro. Sin embargo continuamos al encuentro de la cueva y la cascada. En poco, divisamos al fondo, un circo rocoso destacando sobre la monotonía del páramo. Una gran mancha de nieve será nuestra mejor guía.

Según nos vamos acercando, apreciamos mejor la envergadura de la cascada. Al llegar a la base del arroyo, el camino desaparece y se pierde en la vegetación, por lo que continuamos por terreno impreciso. Existe un camino amplio a nuestra izquierda, pero no lo vemos. Sin grandes problemas, emprendemos la ascensión hacia el fondo del circo, donde ya apreciamos los saltos de agua que se van precipitando de grada en grada formando continuos saltos.

Ganando altitud por la ladera, a ratos caminando entre la vegetación, a ratos trepando por las piedras, llegamos a la base de la primera cascada.
Seguimos subiendo por el borde del arroyo, salto tras salto, trepando entre las rocas. Hay que tener cuidado porque muchas de ellas son resbaladizas. Las rocas bajo la cascada son de toba.

Continuamos hasta llegar al salto mayor, una espléndida cascada o mejor dicho, catarata, que baja directamente de las inmediaciones de un gran nevero, ya cerca del fondo del circo rocoso.
Seguimos subiendo hasta llegar al fondo del graderío, divisando la cueva de donde mana el arroyo. Es la cueva de Villaescobedo, que encontramos cerrada por una reja de hierro. Una cercana construcción sirve de toma de agua con la que los vecinos del pueblo se abastecen.

El lugar es muy sugestivo. La surgencia mana del interior de la cueva formando el naciente arroyo de Mundilla, que desembocará en el Rudrón en las inmediaciones de Basconcillos del Tozo.

Cascada de Villaescobedo